Dante E. Zegarra López
AREQUIPA AL DIA
"Cototo" Rodríguez ha
fallecido. El infatigable animador de los bingos y de la naciente televisión
arequipeña de los años 60, dejó de existir ayer. La noticia de su muerte se
propaló como reguero de pólvora. Ha muerto un hombre bueno.
Nunca ocupó un cargo público,
salvo el de director de la escuelita del barrio de la Antiquilla. Animador de
los telebingos que propalara Surperuana Canal 2, gozó de la simpatía de miles
de arequipeños, que hoy lamentan su deceso.
Presentador de zarzuelas y
teleteatros de la naciente televisión arequipeña de hace cuatro décadas,
saboreó también de la fama y popularidad de los artistas, sin que ello afectara
su carácter amical y amable.
Nació hace 75 años, un 8 de
junio. Luego de estudiar en la Escuela Normal de Varones, que dirigieran los
Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle, fue docente y director de la
Escuela ubicada en las inmediaciones del mercado del tradicional barrio de la
Antiquilla.
Los afanes magisteriales,
cumplidos en turnos diurno y nocturno, durante algunos años fueron ensanchados con la docencia universitaria.
Ayer un infarto al corazón
ocasionó su deceso. Este se produjo mientras se recuperaba de las
complicaciones surgidas luego de la operación a que se sometió el pasado 8 de
enero.
Julio Jesús Rodríguez Delgado, a
quien todos conocían con el sobrenombre
de "Cototo", tenía una forma muy especial y sentida de saludar:
"¡Hola hermanito!" o "¡Que tal hermanito!".
Con un timbre de voz medio
ronco, la alegre entonación de las palabras, la extensión de sus manos
convertían a su saludo característico en una expresión muy cercana y profunda
de afecto.
Conversador nato, colaborador
infatigable de obras sociales, puso su carisma personal a disposición de sus
hermanos, en forma desinteresada, sacrificando muchas veces las horas de
descanso.
Hombre de Iglesia, vivió
conforme a su fe y de él se puede decir que fue "Un hombre bueno",
sin que la afirmación sea una lisonja para alguien que murió.
Días antes de su fallecimiento,
hizo planes de colaborar en la elaboración de la historia del Movimiento de
Cursillos de Cristiandad, del que formó parte en los años 60.
Viudo desde hace dos años y
medio, le sobreviven sus cuatro hijos (Amparo, José Luis, Alvaro y María
Cecilia) y ocho nietos del hogar que formó.
Hoy sus restos serán enterrados
al mediodía, partiendo el cortejo fúnebre del velatorio de Tahuaycani.

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