La última profecía
Dante E. Zegarra
López
La Beata Ana de los
Ángeles Monteagudo tuvo en vida el don de la profecía. La mayoría de sus
predicciones estuvieron vinculadas a la vida y a la muerte de personas.
Pero la última, fue
para ella misma.
“Mañana me muero” fue su lacónico anuncio. El 9 de enero
de 1686, es decir el día anterior a su muerte, hace 319 años, profetizó por
última vez.
Sor María de San José y Sor Catalina de Jesús
Butrón escucharon a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, hacer el anuncio con la
paz y tranquilidad que le fue habitual.
Sor Catalina llegó a
la celda de la madre Ana, llevando el subsidio de una limosna que enviaba su
hermano, el licenciado Antonio de Butrón.
Sor Ana de los
Ángeles le expresó su gratitud, con toda humildad, la limosna que le llevó.
Luego le indicó que se sentía decaída, con el cuerpo más adolorido que de
costumbre. Para luego agregar que todo estaba terminado para ella.
Días antes, según
María de Gardenia, una laica que vivió durante buen tiempo en la celda de Sor
Ana de los Ángeles, ella y otras religiosas que la fueron a visitar escucharon
claramente tres golpes en la alcoba.
Sor Ana de los
Ángeles les explicó que un hermano suyo, ya difunto, le había dicho que era la
hora de partir y que esta noticia le causaba gran alegría.

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