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Dante E. Zegarra López, Periodista, Arequipa (Perú)

domingo, febrero 04, 2018

Un camino muy cercano


Un camino muy cercano

Dante E. Zegarra López
AREQUI´PA AL DIA
Apenas 42 días de diferencia, media entre la fundación de Arequipa y el reconocimiento papal de la Compañía de Jesús, como orden religiosa. Ambas fundaciones se verificaron en 1540. Arequipa fue fundada en 15 de agosto y la Compañía de Jesús fue reconocida por el Papa Pablo III, el 27 de setiembre.
La presencia oficial de los jesuitas en Arequipa se concretó a los 38 años y dos días después que la ciudad quedara fundada. El 17 de agosto de 1578, comenzó a funcionar en Arequipa el Colegio de la Compañía de Jesús, que fue puesto, como su templo, bajo la advocación de Santiago Apóstol.
Cinco años antes, dos sacerdotes: los padres José Acosta y Luis López y, un hermano, Juan Casasola, se convirtieron en los primeros jesuitas en pisar tierras arequipeñas. Llegaron con motivo de la Semana Santa de 1573. Bajaron del Cusco y se hospedaron en el Hospital de Pobres.
La celebración de la Misa, la predicación y la vida edificante de esos tres jesuitas confirmó, desde un primer instante, la favorable opinión que llegaba desde Lima, sobre la Compañía de Jesús.
La presencia de estos jesuitas fue determinante en la vocación religiosa de doña María de Guzmán, la fundadora del Monasterio de Santa Catalina de Sena. Viuda y con pretendientes para segundas nupcias, mudó de parecer tras la prédica del padre José Acosta y el acompañamiento espiritual del padre Luis López.
En diciembre de 1574, un mestizo arequipeño (hijo de padre español y madre india), se convirtió en el primer hijo de esta ciudad, admitido en la Compañía de Jesús. Se trata de Bartolomé de Santiago, un jesuita nativo de gran importancia en la evangelización de los pueblos quechuas y aymarás.
Es Arequipa también, el primer lugar de donde los jesuitas tienen que salir expulsados. Una decisión del Virrey del Perú, Francisco de Toledo, los obligó a salir dos meses y medio después de haber sido recibidos. El Virrey arguyó que por orden del rey no se podía fundar ni edificar monasterio ni otro lugar pío, sin su licencia o la de sus virreyes.
Dos años y medio después de haber sido expulsados de Arequipa, una Real Cédula del rey los restituyó.
La Compañía de Jesús se desarrolló en Arequipa como en todo el Perú hasta su expulsión por orden del Rey de España en 1767, es decir 199 años después de su llegada.
Ciento cuatro años después de su expulsión del Perú y de todas posesiones españolas, en 1871, la Compañía de Jesús fue autorizada a volver a empezar toda su obra evangelizadora.