Dante E. Zegarra López
La rápida rectificación efectuada por la Municipalidad Provincial de
Arequipa, en torno a la
publicación, en Ordenanza, de tarifas diferidas para el establecimiento
de prostíbulos en la ciudad, me hacen pensar que soplan nuevos vientos en la
comuna arequipeña.
Sea, como dijeron algunos regidores de la oposición y del Frenatraca
que la determinación de establecer tarifas de licencias para abrir prostíbulos
no fue consultada ni aprobada por el pleno del Concejo; sea, como ha señalado
el Alcalde en funciones, producto de un dislate o, sea que, la inclusión de las
mencionadas tarifas en la ordenanza que aprobaba el Tupa, fue producto de la
propuesta de los técnicos o funcionarios ediles, lo real y concreto es que se
ha rectificado.
La puerta abierta para la autorización de licencias especiales que
permitan el establecimiento de lenocinios en Arequipa, ha sido cerrada y, eso
hay que saludar ahora, por varias razones. Obviamente la principal, es aquella
que tiene que ver con los derechos humanos y el respeto por la mujer.
Otra de las razones por las que hay que expresar satisfacción,
indudablemente, es porque, al parecer nuevos vientos soplan en el quehacer
diario de nuestro municipio. Hasta donde recuerde, es la primera vez, en mucho
tiempo en que la Comuna rectifica un error y, en tiempo realmente récord.
Aunque una gaviota no hace el verano, tal como reza la conseja popular,
las razones esgrimidas públicamente por el Alcalde en funciones, para esta
rectificación, en el sentido que “no hay deseo de cambiar las costumbres y
moral del pueblo”, también nos hace creer en el cambio de actitudes de la
comuna y, que existe por lo menos cierta sensibilidad al pensamiento de la
opinión pública.
Por otro lado, la decisión unánime del cuerpo de regidores, para dejar
sin efecto el establecimiento de las tarifas de licencias para el
funcionamiento de lenocinios y afines, nos sugieren diversas opiniones,
respecto a las motivaciones que hayan tenido.
Está claro que aquellos regidores que por formación ética y moral o,
aquellos que por razones ideológicas en la defensa de la mujer hayan,
necesariamente, expresado su voto por la rectificación del dislate, del
disparate.
Pero lo que se mantiene en forma nebulosa es el voto de quien siempre
fue propulsor del establecimiento de lenocinios. No es deseo de cuestionar su
voto. Simplemente intriga saber si la decisión fue producto de un saludable
cambio de actitud frente al tema, o una decisión producto del voto cerrado de
su grupo político. Si esta última la fuera razón del cambio, estaremos, otra
vez, ante la posibilidad de un retorno al manejo irresponsable de los asuntos
de la ciudad. Algo que no deseamos.

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