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Dante E. Zegarra López, Periodista, Arequipa (Perú)

viernes, febrero 02, 2018

La Recoleta: Tres siglos y medio de historia


La Recoleta: Tres siglos y medio de historia

Un anhelo hecho realidad


por: Dante E. Zegarra López

Este año la Recoleta de Arequipa celebra 350 años de existencia. Una existencia marcada por la vida retirada y austeridad de costumbres de los frailes que en ella vivieron, muchos de los cuales gozaron fama de santidad.
La intensa vida religiosa de sus moradores, que irradiaron a lo largo de su labor misional, desde fray Pedro de Mendoza, el primer Guardián que tuvo dicho convento hasta nuestros días, tiene el sello característico de las recolecciones franciscanas que florecieron en España e Italia en los países del nuevo mundo.
Durante varios años en Arequipa, del siglo XVII, se estimó necesario la fundación de una Recolección franciscana, sin lograrse concretar la intención. Las Recolecciones son "conventos retirados, donde los religiosos pueden llevar una vida interior, en un todo, conforme a las austeridades de la Regla".
El Deán de la Catedral de Arequipa, doctor Juan Bautista Aguilar, fue uno de los más entusiastas promotores de tal fundación a extremo de ofrecer una huerta y unas casas que tenía muy cerca del matadero. A mediados del siglo XVII, el matadero de la ciudad se encontraba muy cerca del río Chili en las inmediaciones de la hoy Capilla del Solar.
Aproximadamente por los mismos años, en abril de 1647 falleció en Lima un acaudalado hombre que dejó una manda testamentaria de 30 mil pesos para que se fundase una Recolección Franciscana, sin precisar el lugar donde debía erigirse esta.
El benefactor fue Andrés Pérez de Castro, natural de Medina de Ríoseco, provincia de Valladolid, Caballero de la Orden de Santiago y Regidor Perpetuo del Cabildo del Cusco. Él dispuso manda a favor de la Provincia de San Antonio de los Charcas que abarcaba las poblaciones existentes en el sur del Perú, desde Arequipa, hasta el llamado Alto Perú, hoy Bolivia.
Para dar cumplimiento a la manda testamentaria de don Andrés Pérez de Castro, el Comisario General de las Provincias Franciscanas del Perú, fray Juan de Durana encargó la tarea de ubicar el lugar más apropiado para crear una Recolección a dos frailes Definidores:
Fr. Juan de Herrera y Fr. Diego de Veraza.
Después de recorrer las tierras del país, los frailes Definidores eligieron a Arequipa, como el lugar más propicio para la creación de una Recolección Franciscana.
Eligieron Arequipa, "por ser tierra más acomodada y abastecida de toda la dicha Provincia
Para poder llevar el rigor de la dicha institución santa... "
El Comisario General, en conocimiento de la opinión de los Definidores, autorizó a fray Diego de Veraza inicie las gestiones correspondientes ante el Marqués de Mancera, virrey del Perú. Él en ejercicio  del Vice Patronato, tenía que autorizar, a nombre del Rey, la creación de las casas religiosas que se abrieran en el Perú.
Fray Diego de Veraza en su petición le dice al Virrey: "que siendo, como es, dicha ciudad de Arequipa de las principales de este Reino, de mucha nobleza y vecindad e ilustrada, con Iglesia Catedral y cinco conventos y un monasterio, no tiene ninguna de la Recolección". Añadió que esta Recolección podría albergar a 12 a 14 frailes descalzos de San Francisco.
El Virrey atento al pedido emitió el correspondiente Decreto de autorización el 20 de diciembre de 1647.

La Fundación

Completado el trámite administrativo necesario, el 30 de enero de 1648 el Ministro Provincial de la Provincia de San Antonio de los Charcas, fray Diego de Huamansano nombró a los primeros religiosos que habitarían el convento de la Recolección de Arequipa. Ellos fueron el Definidor Fr. Pedro de Mendoza, el fraile Francisco Flores y el Hermano lego fray Andrés de la Candelaria.
En atención  al testamento de Andrés Pérez de Castro, se ubicó un paraje retirado, en las inmediaciones de la ciudad de Arequipa y del pueblo indígena de San Juan Baustista de la Chimba (hoy Yanahuara).
Los religiosos de la Provincia de San Antonio de los Charcas, nombraron a doctor Frey  Fulgencio Maldonado, Síndico de la Recoleta a erigirse. El igualmente asumió un compromiso de ayudar económicamente al levantamiento de tal convento, con una suma inicial de 30 mil pesos, que fue incrementada a lo largo de la construcción del convento.
Frey Fulgencio Maldonado, adquirió dos terrenos para cumplir con el propósito de construir una Recoleta en Arequipa.
El 14 de julio de 1648, la compra fue de un terreno de cinco topos, que había pertenecido a Fernando de la Torre. Este contaba con tierras, casas y corral y se encontraba ubicado en un paraje "pasando el puente (hoy puente Bolognesi) como se va al pueblo de la Chimba y, linda con la acequia de Antiquilla, y por la mano derecha, mirando hacia abajo, con tierras de indios Collaguas y, por mano izquierda por el camino que va de esta ciudad a la Chimba, por abajo con pedazo de tierras de Leonor Pérez".
Un segundo terreno, de cuatro topos, adyacente al anterior fue comprado para la Recolección de Arequipa al Cacique del pueblo de Lari. Miguel Alpaca, cacique de Lari vendió los cuatro topos que "son pasando la puente de esta ciudad por la cabecera con la acequia grande de Antiquilla, por mano derecha, con tierras de Gonzalo Serrano y acequia que va por medio de ellas, y por mano izquierda con tierras de Fernando de la Torre y por abajo con el Camino Real y callejón de la puente que venía a la ciudad".
Este ultimo terreno se encontraba a unos cien metros de la Hermita de San Genaro que don Sebastián Mosquera hiciera construir en honor de ese Santo Patrón y Protector de Arequipa.

Los fundadores
Tres son los personajes más importantes vinculados al establecimiento del Convento de la Recoleta: Andrés Pérez de Castro, Frey Fulgencio Maldonado y fray Pedro de Mendoza.
Los dos primeros, Andrés Pérez de Castro y Frey Fulgencio Maldonado, son considerados como benefactores, pues gracias al apoyo económico que brindaron fue posible la erección del citado convento.
Pérez de Castro, natural de Valladolid, Regidor Perpetuo del Cusco y Caballero de Santiago donó 30 mil pesos para la erección del convento.
Frey Fulgencio Maldonado, natural de Lima, Chantre de la Catedral de Arequipa y Caballero de San Juan, sufragó más de 30 mil pesos en los gastos de construcción y adorno de la Recolección de Arequipa. Orador sagrado de renombre, fue fraile agustino que con autorización pontificia pasó a ser Capellán en la Orden de San Juan.
Fray Pedro de Mendoza, natural de la Villa de San Pedro, provincia de Soria, fue admitido como religioso de coro el 7 de diciembre de 1614, cuando tenía 32 años. Antes de ser nombrado como Guardián de la Recolección de Arequipa, fue presidente de los conventos de Urubamba y de la Observancia de Chuquisaca (hoy Sucre, Bolivia).
Su elección como Guardián del convento de San Genaro de Arequipa se produjo el 2 de febrero de 1653 durante el primer Capítulo Provincial celebrado en el flamante convento.
La Recolección de Arequipa fue elevada a la categoría de Guardianía en la misma fecha, habiéndose nombrado además del cargo de Guardián, los de Predicador y Maestro de Novicios.
Fray Pedro de Mendoza, fundador y primer Guardián del convento de San Genaro de Arequipa, murió con fama de santidad, ejerciendo el cargo en setiembre de 1653. Su cuerpo fue enterrado en el templo del convento.

Claustro Alcantarino el más antiguo
La edificación del convento de San Genaro de Arequipa fue encargada a fray Pedro de Peñaloza quien construyó los dos primeros claustros, en poco más de tres años.
Con ligeras variantes ambos claustros han llegado hasta nuestros días, previas sucesivas reconstrucciones luego de los terremotos que afectaron Arequipa.
El primer claustro de cubierta muy baja, fue destinado a las procesiones de las festividades del año que se celebraban dentro del convento. Este claustro fue dotado de cuatro tabernáculos de muy devotas imágenes y curiosos altares en las esquinas.
El segundo claustro de techo un poco más elevado y espacioso que el anterior, estuvo destinado a las celdas para los frailes.
Ambos claustros fueron construidos con arquería con columnas en cuadro, bases y bancos de sillar.

La construcción: un afán constante
A lo largo de la historia de La Recoleta, la construcción y reconstrucción parece ser un afán constante de los superiores, desde el primer agregado que sufrió el convento con la erección de un oratorio, levantado a costa del obispo Pedro de Ortega.
El claustro del Noviciado ha sido a lo largo del tiempo el que más ha sufrido reconstrucciones y traslados.
El convento de San Genaro de Arequipa en 1883 fue erigido en Colegio Apostólico de Misioneros, motivo que determinó la construcción de nuevos claustros. El principal fue levantado alrededor de un cuadrado perfecto de 34 metros, con corredores amplios y 17 celdas. El otro más pequeño, rectangular estuvo destinado a los servicios de enfermería, capilla y cinco celdas.
Años después, siendo Guardián fray Mariano Holguín, hizo construir detrás del claustro procesional, otro pequeño con varias habitaciones. El terreno empleado para este, sirvió inicialmente para el primer noviciado del convento.