De La Recoleta a Huanca - Lluta
Una labor de promoción espiritual y material
por:
Dante E. Zegarra López
Fieles a los objetivos misionales de los
primeros religiosos franciscanos que
evangelizaron los pueblos del valle del Colca, los religiosos del convento de
La Recoleta de Arequipa continúan en su empeño en la parroquia de Huanca y
Lluta.
Los pueblos del valle del Colca comenzaron a
ser evangelizados por los religiosos franciscanos entre 1540 y 1545. Fray Juan
de Monzón fue quien empezó la tarea misional entre los collaguas de la zona.
La presencia de los frailes franciscanos fue
permanente hasta 1752 en todos los pueblos de la zona, aunque en Chivay se
extendiera desde 1652 hasta 1830. El incremento del número de sacerdotes del
clero secular determinó el retiro de los franciscanos.
Hace 22 años ante la escasez de sacerdotes
seculares la jerarquía de la Iglesia Católica en Arequipa encomendó a las
Hermanas Franciscanas Misioneras de María el trabajo pastoral de la doctrina de
Huanca y Lluta y nombró párroco al padre
Carlos Lafuente, fraile franciscano de la provincia de San Francisco Solano,
residente en el convento de La Recoleta. Desde hace casi tres años, esta
parroquia es atendida por el padre Gervasio González, religioso de La Recoleta,
quien trabaja en la zona desde hace dos décadas.
Además los religiosos del convento de la
Recoleta desde 1957, atienden en la ciudad de Arequipa la parroquia de Nuestra
Señora de Montserrat.
Cuando los franciscanos empezaron la
evangelización de los pueblos del valle del Colca levantaron los templos que
hoy admiramos, con la activa participación de la población.
Es en el período comprendido entre 1540 y 1752,
fundamentalmente, en que la evangelización de las poblaciones collagua y cabana
se cimentó y se exteriorizó alrededor de devociones a la Cruz, Corpus Christi,
solemnidades de la Virgen María, rezo del santo Rosario y devoción por las
Almas del Purgatorio.
Testimonio de ese período inicial de la
presencia de los frailes franciscanos se pueden observar en cada uno de los
templos que bordean el cañón del Colca donde se aprecian, en sus fachadas e
interiores, bellas muestras del arte misionero, que es eminentemente anónimo.
La población del valle del Colca, antes de ser
evangelizada rendía culto en las guacas de Collaguata, Suquilla, Apoquico y
Gualcagualca, donde se verificaron sacrificios humanos, uno de los cuales, el
de "Juanita" en el nevado Ampato, sin duda alguna, se ha convertido en objeto de estudio
arqueológico, por estado de conservación del cadáver.
En el proceso de cristianización los primeros
religiosos que recorrieron esas tierras, fray Juan de Monzón y fray Juan de
Chávez, la emprendieron contra los ídolos, cogiéndolos y quemándolos. En los cerros se levantaron cruces y
capillas.
Sin embargo los frailes, en cuanto se pudo,
conservaron las costumbres indígenas indiferentes a la fe cristiana, como la
indumentaria, danzas, lengua, etc.
Junto a los fundamentos de la fe, los frailes
franciscanos se encargaron de la promoción humana de los naturales de la zona.
De esa forma se convirtieron en los primeros maestros en todo, de los
indígenas. La lectura, la escritura, los rudimentos de la aritmética, música y
labores artesanales formaron parte de ese desarrollo, junto a "vivir con
orden, tener limpieza, honestidad y buena crianza".
A la vuelta de dos siglos, los religiosos
franciscanos del convento de San Genaro (La Recoleta de Arequipa) paralelamente
a la acción pastoral, evangelizadora, propia de su labor misional,
establecieron prioridades de promoción humana y social destinadas a mejorar la calidad de vida de
los pueblos que conforman la doctrina o parroquia rural de Huanca y Lluta. Estas prioridades comprenden acciones en estructura vial,
agricultura y educación.
La
parroquia de Huanca y Lluta
Con una extensión de 5 500 kilómetros
cuadrados, la parroquia de Huanca y Lluta, es una de las más extensas de la
arquidiócesis de Arequipa, jurisdicción eclesiástica que comprende las
provincias civiles de Arequipa y Caylloma.
Catorce pueblos que albergan a unos ocho mil
habitantes de la provincia de Caylloma, distribuidos entre los 2 800 y los 3
750 metros sobre el nivel del mar, amenazados por el volcán Sabancaya,
conforman la parroquia de Huanca y Lluta.
Separados grandes distancias y profundas
quebradas, los pueblos de esta parroquia se dedican ancestralmente a la
agricultura. Las difíciles condiciones de comunicación, convirtieron a la zona
en los puntos más incomunicados de la región Arequipa. Esta situación
paulatinamente ha comenzado a superar gracias a la acción conjunta desarrollada
por la parroquia y sus feligreses.
Seis a nueve horas de camino a pie o caballo,
durante mucho tiempo fue el principal obstáculo para cualquier actividad
vinculada con los anexos de los distritos de Huanca y Lluta.
La aplicación doctrinal del Concilio Vaticano
II, referida a la participación activa de los laicos en la labor evangelizadora
de la Iglesia, permitió que la labor de atención espiritual de una zona tan
extensa y con dificultades geográficas fuese compartida por párroco, religiosas
y laicos.
La formación de animadores de la fe, es una
actividad constante de la Parroquia de Huanca y Lluta. Estos animadores
elegidos por la propia población entre "personas adultas, responsables y
honestas, hombres y mujeres, preferentemente casados por la Iglesia y con
primaria completa" han constituido los elementos de apoyo para el
florecimiento espiritual y desarrollo material de esa zona.
Capacitados anualmente los animadores de la fe
de la parroquia de Huanca y Lluta se han convertido en testimonio viviente del
evangelio. Algunos de ellos como Emilio Zapana y Gualberto Ituza de los anexos
de Taya y Cuñirca han sido galardonados con la medalla de oro y condecoración
del Papa Juan Pablo II, por servicios especiales a la Iglesia y "singulares
méritos de vida cristiana".
Los animadores de la fe han sido, por otro
lado, en los últimos 22 años, elementos claves en la ejecución de los proyectos
elaborados por sus párrocos, destinados a la promoción humana y social de la
población.
Obviamente, los animadores de la fe, dedicaron
sus primeros esfuerzos materiales a la construcción y reconstrucción de templos
y capillas. Casi simultáneamente apoyaron la construcción de carreteras que los
ha sacado parcialmente del aislamiento en que por siglos han vivido a pesar de
la relativa cercanía, incluso con Arequipa.
Junto a la evangelización, educación, estructura vial, la agricultura
forma parte de las actividades que la parroquia de Huanca y Lluta, considera
como prioritarias de su labor.
La construcción de canales de regadío en
Huanca, Lluta y Talla que han permitido mejorar y poner bajo riego unas 500
hectáreas. Los canales construidos permiten llevar el agua desde los deshielos
de los nevados pasando por entre quebradas, terrenos arenosos y bojedales.
En los últimos dos años los proyectos a favor de la agricultura elaborados por
la Parroquia, han contado con el apoyo del Gobierno Vasco, a través de un
ingeniero que ha trabajado con la población en técnicas de mejoramiento de
semillas, creación de viveros y reforestación con eucaliptos y queñua.
La construcción de minicentrales
hidroeléctricas, sobre la base de modelos desarrollados en el Instituto
Superior Tecnológico de La Recoleta, aprovechando caídas de 25 a 30 metros de
caudales de 150 a 200 litros por segundo en las derivaciones del canal madre
para regadío, ha permitido que cinco pueblos cuenten con energía eléctrica.
Huanca, Talla y Lluta son las poblaciones que
gracias a tales minicentrales gozan, en forma permanente de los beneficios de
la electricidad y los anexos de Tanccaya y Malata participen del servicio
eléctrico entre las 18:00 y 23:00 horas.
No menos de 125 obras de desarrollo comunal han sido ejecutadas,
apoyadas y promovidas por la parroquia de Huanca y Lluta, en los últimos 22
años en las localidades de Huanca, Lluta, Taya, Mocca, Cuñirca, Toroy, Querque,
Ccasau, Toccroyo, Malata, Tanccaya, Puccro, San Basilio y Murco.
Aulas, puente Bayle, posta médica, campos
deportivos, canales de regadío, puentes - acueducto, alcantarillas, estanques, minicentrales hidroeléctricas,
puentes sobre ríos así como reparación, ensanches, construcción y asfaltado de
carreteras forman parte del listado de tales obras.
La parroquia ha contado, para la ejecución de
las obras, con aportes de instituciones extranjeras que han permitido la
adjudicación de materiales y el pago de mano de obra especializada. Por su
parte los feligreses han contribuido, en todas las obras, con la mano de obra
no especializada, recompensada con víveres de Cáritas, ropa, medicinas y en
algunos casos con dinero, procurando siempre que equipararan el valor del
jornal de un obrero.
Instituciones extranjeras como Ama y Cebemo de Holanda; Cáritas de Austria; Food
for Children de Canadá; Adveniat, Agro
Acción, Misereor, Cebemo y Kirche in Not de Alemania; Catholic Relief, Frank
Morrow C. y Care - Cáritas de Estados Unidos;
Cooder de Francia; Ici, Manos
Unidas y Prosalus de España; Cáritas de Bilbao y Gobierno Vasco ha apoyado los
esfuerzos de la Parroquia de Huanca y Lluta.
El Arzobispado de Arequipa, ITS La Recoleta,
Cordea, Coopop, Inade, Pronaa y las municipalidades de Huanca y Llluta y los
ministerios de Transporte y Agricultura, son las instituciones peruanas que han
colaborado con los esfuerzos de la indicada parroquia.
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