Dante E.
Zegarra López
AREQUIPA AL
DIA
Una joven doncella, con 600 años de
antigüedad, ofrecida como victima para calmar al apu del Ampato, se convirtió
en la salvadora de los estudios de arqueología en Arequipa.
Hasta el encuentro, casi casual, de su cuerpo
perfectamente congelado, a 5
800 metros sobre el nivel del mar y su traslado
inopinado, los estudios universitarios de arqueología peligraban en Arequipa.
Pocos jóvenes se interesaban en tales
estudios, lo que obligó a la Universidad Santa María a ofrecer la opción de
Turismo, como una alternativa para evitar la extinción del programa de Ciencias
Arqueológicas.
La doncella, "Juanita" como se la
bautizó, se convirtió en el punto de partida para poner en boga los estudios y
descubrimientos arqueológicos.
Su nombre, asociado al de Arequipa, fue
durante varias semanas una "site" importante para la red de redes
informáticas, Internet. National Geographic de Estados Unidos y la BBC de Inglaterra, se
encargaron de la difusión mundial.
La noticia del hallazgo de "Juanita"
fue manifiestamente ocultada, en un primer instante, en tanto se completaban
los documentos burocráticos necesarios para efectuar trabajos arqueológicos en
el país. Hubo compromisos de honor con periodistas, de guardar silencio y
evitar interferencias, que luego violaron sistemáticamente quienes pidieron el
mutismo de la prensa.
Tres fueron los personajes involucrados, con
mayor o menor grado de importancia, en el descubrimiento de
"Juanita": el arqueólogo norteamericano Johan Reinhard, el montanista
Miguel Zárate y el arqueólogo local, José Antonio Chávez.
En un principio, el cuerpo de
"Juanita" fue "guardado" en la casa del montanista en una
congeladora, facilitada por una empresa local, en tanto se formulaban los
arreglos pertinentes y se obtenía el apoyo financiero de la National Geographic.
Después vino la historia oficial. Se ajustaron
los datos. Se continuaron los trabajos y se produjeron nuevos hallazgos.
Desde 1650, por lo menos, se conoce que los
primitivos pobladores de Arequipa, tenían altares en los volcanes.
Las primeras confirmaciones de tales
informaciones se realizaron en el Misti a comienzos de siglo y en la d‚cada del
60 en el Pichupichu. Las comprobaciones m s importantes de la existencia
de altares de altura, se han realizado este año.
Pero junto a ese espectacular descubrimiento,
el año de 1996 registraron otros no menos importantes, como aquel vinculado a
la nación o etnia Aruni o el de la zona de Parasca, en los que intervinieron entre otros los
arqueólogos: Antonio Espada Belmonte (España), Luís Augusto Belan Franco
(Arequipa) y (Polonia).
Los descubrimientos arqueológicos realizados
en el Ampato y Sarasara; en Condesuyos o en la zona adyacente a Churajón no han
sido meros "descubrimientos para la ciencia" ni obtención de
"indulgencias con avemarías ajenas" como las que se lograron en el II
Congreso de Americanistas en México. Realmente han sido trabajos de
investigación, haciendo uso de todo tipo de información: oral, tradicional,
escrita y testimonial. Además y esto es lo importante, los trabajos
arqueológicos de 1996, han dejado de ser meras referencias inexactas de
lugares, para convertirse en verdaderos estudios del pasado, tratando de dar
respuestas a centenares de interrogantes sobre el pasado milenario del país.

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