Una
interpretación errónea del pedido de compradores pone en riego inversión de 7
500 millones de dólares
Por
Dante E. Zegarra López
Mientras
los ojos del mundo y del Perú están puestos en el desarrollo y éxito de la cita
cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se lleva a
cabo en Lima, la ejecución del gaseoducto surperuano está en peligro. Las obras
quedarían paralizadas por tiempo indefinido.
Al
parecer según los expertos en la materia, consultados, una interpretación
errónea de funcionarios del gobierno peruano del pedido del consorcio
interesado en la compra de la participación de Odebrecht generaría la paralización
indefinida del proyecto.
La
causa de esta situación tiene su origen en la decisión de la empresa brasileña
Odebrecht de vender el 55% de su participación en el proyecto a fin de afrontar
la difícil situación económica derivada de las investigaciones en Brasil sobre
actos de corrupción de sus altos ejecutivos.
El
consorcio Sempra y Techint, se interesó en adquirir la participación de
Odrebrecht y luego de delicadas negociaciones con la participación de un
sindicato de bancos que financiarían la operación, llegaron a un punto de quiebre
a causa del numeral 5.1.6 y la cláusula
20.1, literal c.6 del contrato suscrito con el gobierno peruano.
En
el numeral 5.1.6 se declaró que: “ninguno de los accionistas, socios o Empresas
Vinculadas, ni cualquiera de sus respectivos directores funcionarios,
empleados, asesores, representantes legales o agentes, ha pagado, recibido,
ofrecido, ni intentado pagar, recibir u ofrecer ningún pago o comisión ilegal
en relación con la concesión, el contrato o el concurso”
Y
en la cláusula 20.1, literal c.6 estableció la facultad del Estado Peruano de
resolver el contrato de concesión de comprobarse: “la falsedad de cualquiera de
las declaraciones y garantías efectuadas por el concesionario o por el operador
calificado, según corresponda, conforme a lo establecido en el contrato, en el
concurso, o durante la ejecución del contrato”.
Con
el fin de asegurar la inversión de 7 500 millones de dólares el consorcio
Sempra – Techint, interesado en comprar la participación de Odrebrecht, formuló
al gobierno un pedido para que se incluyera un agregado al contrato en la
cláusula que señala: “En caso se produzcan los incumplimientos contenidos en
las clausula 20.1.C.5, 20.1.C.6 y 20.1.C7, el Concedente otorgara al
Concesionario un plazo no menor de sesenta (60) días calendario, contados a
partir de la notificación del incumplimiento, a fin que este subsane dicho
incumplimiento. En caso el Concesionario cumpla con subsanar con los
incumplimientos dentro del plazo antes señalado, no se resolverá este
Contrato”.
El
agregado planteado a esta cláusula por el consorcio Sempra – Techint está
destinada a que los efectos de la medida surtan efecto, como es lógico, a
partir del momento en que asuma la titularidad de las acciones.
Es
decir que no se modifica el espíritu de las cláusulas destinadas a cautelar los
intereses del Estado y a la lucha contra la corrupción.
Los
funcionarios del gobierno no lo han entendido así y habrían decidido mantener
las disposiciones del contrato sin el agregado propuesto por el consorcio
Sempra – Techint, lo que equivaldría a la posibilidad de perder 7 500 millones
de dólares, en caso que se comprobara algún acto doloso de los ejecutivos de
Odrebrecht. Este es un riesgo que el nuevo consorcio ni los bancos que van a
financiar el proyecto quieren correr.
Ante
ello el megaproyecto del gaseoducto surperuano entraría en un peligroso compás
de espera ya que el consorcio Gasoducto Sur Peruano tiene plazo hasta mediados
de enero del próximo año para concretar el cierre financiero del proyecto.
Vencido ese plazo el proyecto podría regresar al Estado, que deberá licitarlo
nuevamente.
Los
bancos han decidido no ofrecer su financiación en tanto la empresa brasileña
Odebrecht forme parte del consorcio que integran además la empresa española
Enagás y la peruana Graña y Montero con una participación de 25% y 20%,
respectivamente. El financiamiento de un grupo de bancos internacionales se
haría a través de un préstamo de 4.125 millones de dólares.
El
megaproyecto del gaseoducto surperuano está en construcción desde el 21 de mayo
del año pasado, fecha en que se iniciaron los trabajos en el centro poblado de
Ticumpinia, ubicado en el distrito de Echarate, Provincia de La Convención, en
la región de Cusco. Casi un año antes se firmó el contrato de la concesión por
un periodo de 34 años.
Sin
embargo, seis años antes, el 6 de octubre de 2008 se firmó un contrato para el
proyecto del gasoducto Kuntur. Este proyecto que tenía previsto la construcción
de un gasoducto era de iniciativa privada y tenía un costo US$1.334 millones.
Al
no concretarse ese proyecto el gobierno peruano convocó a una licitación en el
que presentaron sus propuestas, dos consorcios: Gasoducto Sur Peruano, formado
por Odebrecht y Enagás, y Gasoducto Peruano del Sur, integrado por GDF Suez,
Sempra, Techint y TGI.
El
gaseoducto, destinado a transportar gas natural desde Las Malvinas (Echarate),
Quillabamba, Urcos en el Cuzco cruzando los Andes hasta Mollendo e Ilo, con un
total mil 134 kilómetros de largo, tiene un avance del 35%.
(Diario
El Pueblo,19 noviembre 2016)

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