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Dante E. Zegarra López, Periodista, Arequipa (Perú)

viernes, enero 26, 2018

Las cortinas de humo: arma de gobierno


Las cortinas de humo: arma de gobierno


Por Dante E. Zegarra López

Cuando leo o escucho una información que apasiona en uno u otro sentido a la  población, casi inmediatamente busco entre las noticias, aquellas que pasan desapercibidas y que el gobierno estaría interesado en que sean ignoradas.
Y es que desde finales de la década del 60 en el siglo pasado, se generalizó el uso de las cortinas de humo, como un factor de gobierno.
Las cortinas de humo, son las parientes menos refinadas de las Operaciones Psicológicas, de las que Sūn Tzu  trataba en el “Arte de la guerra”, hace casi 2500 años. Mientras las OPs buscan obtener un comportamiento determinado de las personas, las cortinas de humo simplemente tratan de distraer la atención del ciudadano para que no reaccione negativamente ante una decisión gubernamental.
Es evidente que en un país como el nuestro cuya población tiene un nivel de educación medio o bajo, que además vive emocionalmente el día a día, lo que la convierte en crédula, sugestionable, manipulable por sus necesidades de esperanza, las cortinas de humo, son arma de gobierno.
Los medios de comunicación, la globalización de las comunicaciones que han acortado tiempo y distancias, ahora hacen más fácil la posibilidad de crear cortinas de humo, pues estas requieren de la estrategia de la oportunidad.
La muerte, aparentemente inexplicable de una artista con arraigo popular, que es denunciada anónimamente como crimen, incriminando a su esposo, tiene suficientes ingredientes emocionales como para ser empleada como una cortina de humo, mientras se pretende hacer olvidar algún hecho que pueda afectar al gobierno.
Es decir, en otras palabras que ante un hecho real, se monta una campaña de oportunidad. Claro está que para que esta se convierta en una cortina de humo, debe existir la participación de los medios de comunicación.
Participación, muchas veces inocente, que se deriva del afán que tienen los medios de comunicación de captar audiencia o lectoría, dando cabida en sus espacios o en sus páginas aquellos temas que con mayor avidez escucha o lee la población.
En las operaciones sicológicas como en su pariente pobre, las cortinas de humo, temas vinculados a sexo, el odio, rencor, actos delincuenciales o vinculados a personajes famosos, y aquellos que explotan el morbo, son los temas que mejor resultados brindan.
A lo largo de los últimos cincuenta años, en nuestro país, el empleo e incluso el mal uso de las cortinas de humo, se ha intensificado. La masificación de las comunicaciones y la revolución de las expectativas, han favorecido al desarrollo de éstas.
Es obvio que con la revolución de las expectativas, es imperativo y necesario tener un conocimiento real, concreto, de cómo llegar al modo de ser en cada individuo.
Un partido de fútbol, una muerte aparentemente inexplicable, supuestos avistamientos de objetos voladores no identificados o, el adelanto informativo sobre una suma a devolverse por años de contribución al Fonavi sin explicar cómo se estableció o fijando un monto inferior a lo que se esperaba, son unos cuantos ejemplos de cortinas de humo, utilizadas.
Durante nuestro ejercicio profesional, como funcionario de la desaparecida Oficina Central de Informaciones, hemos participado de la planificación y ejecución del desarrollo de Operaciones Sicológicas y de algunas cortinas de humo.
En ese periodo integramos el equipo básico de OPs de la OCI en Tacna, bajo la dirección del doctor Segisfredo Luza Bouroncle, quien nos dejó muy claro que “lo emotivo siempre funciona”.
En aquella época, se produjo una prolongada huelga minera, que resistía todos los medios persuasivos. Se optó por recurrir a equipo básico de OPs, integrado por un sociólogo, un polticólogo y un comunicador, dirigido por un psiquiatra. Entre las acciones a las que se recurrieron fueron la intimidación cerrando los accesos al centro minero, la transmisión permanente de partidos de fútbol, entre otros recursos. Pero el elemento determinante fue un hecho emotivo: el miedo ante la posibilidad de cierre de los centros educativos, si la huelga continuaba.

(28 septiembre 2014)