Una carretera para la Mamita de Chapi
Dante E. Zegarra López
El pasado lunes, el asfaltado de la carretera
a Chapi llegó hasta la zona de acceso al Santuario.
Han transcurrido algo más de 61 años, desde
que se inauguraran los primeros trabajos carreteros para unir Arequipa con el
Santuario de Chapi.
El hecho de por si constituyó un homenaje a la Virgen María , que en esa fecha
era celebrada su advocación de la Inmaculada Concepción ,
al mismo tiempo que se recordaba cinco años del tránsito del arzobispo de
Arequipa, monseñor Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio S.J.
Las coincidencias resultan entrañables si se
recuerda la difundida amistad entre el hoy presidente del Gobierno Regional,
Dr. Juan Manuel Guillén Benavides y el fallecido arzobispo, que como jesuita
gran devoto mariano.
Monseñor Vargas fue el último prelado que
consagró el templo de Chapi (21 de septiembre de 1995). Luego de consagrarlo de
acuerdo con los cánones de la Iglesia
Católica lo elevó a la categoría de Santuario, antes que
fuera afectado por el sismo del 2001 y, ahora, el Gobierno Regional bajo la
presidencia del doctor Guillén está ejecutando valiosas obras en Chapi, que
incluirá un nuevo Santuario.
Una anhelada carretera
Desde la década del 30 en el siglo pasado,
cuando los vehículos motorizados tomaron auge en Arequipa, los deseos de unir
mediante una carretera la ciudad con el Santuario de la Virgen de Chapi se
repitieron año en pos de año.
Para mucha gente mayor, esa carretera debería
ser de oro, por los muchos aportes que se recolectaron para ella, sin que se
emplearan en tales trabajos.
Ahora el Gobierno Regional, atendiendo a la
profunda devoción del pueblo arequipeño por la sagrada imagen y en el deseo de
fortalecer el aspecto turístico de los pueblos circunvecinos, ha ejecutado los
trabajos de ampliación, terraplenado y asfaltado de 19 kilómetros de esa
vía.
Claro está, que a la altura de “7 Todos”
existen cinco kilómetros por cubrirse de asfalto. Ello debido a los trabajos
especiales que se tuvieron que hacer para vencer los obstáculos de la
naturaleza: bojedales y roca viva.
El 28 de abril de 1927 se inauguró el primer
tramo de un camino carretero que llevaba al Santuario de Chapi vía Polobaya.
Dos años después, en septiembre se logró abrir el camino entre Cruz Verde y el
Santuario.
Desde esa fecha, el anhelo de ver asfaltado
tal camino se fue frustrando en reiteradas oportunidades. Ahora, con los
trabajos concluidos los vehículos trasladando peregrinos pueden llegar al
Santuario en una hora.
La distancia total entre Arequipa y Chapi es
de 59 kilómetros
y pasa por Yarabamba, cruza la cuesta de Hornillos y la Pampa de Cruz Verde.
En la quebrada de Chapi
La sagrada imagen de
la Virgen de la Candelaria sentó plaza
en la quebrada de Chapi en 1743, cuando los nativos de Paranay que la tenían
bajo su devoción, fueron obligados a dejar las tierras inmediatas a las hoy
ruinas de Churajón.
Una Real Cédula dispuso
que el agua que irrigaban las tierras de los pueblos indígenas de Paranay, Tasata
y Chajron fuese destinado a regar los campos de los actuales distritos de
Yarabamba y Quequeña y que en aquella época formaban parte de la doctrina de
Mollebaya.
Cumpliendo la
Real Cédula , los nativos se reubicaron en
tierras de los actuales distritos de Polobaya y Pocsi y en la quebrada de
Chapi, que para la época era un vallecito en la cabecera del río Tambo.
El 28 de junio de
1757 la imagen de la Virgen
se encontraba en poder de Nicolás y Antonio Uría y el Obispo les notificó que
en términos precisos y perentorio fabriquen una capilla y altar decente para se
le de debido culto y veneración. La Capilla tuvo 20 metros de largo por
7.70 de ancho y unas paredes de 1.15 metro de espesor y estaba ubicada a casi 7 kilómetros de la
actual ubicación del templo de Chapi.
El fracaso de un
traslado
El sincretismo
religioso del pueblo indígena, y los desmanes que se producían durante las
fiestas religiosas, fueron motivo más que suficiente para que en 1798 el cura párroco
de Pocsi, José Tamayo solicitara al Obispo el traslado de la sagrada imagen de la Virgen hacia el pueblo de
Sogay.
Dispuesto el
traslado, éste se puso en ejecución. Una numerosa comitiva de nativos vecinos
de Chapi acompañaba a la imagen. Después de recorrer un poco más de una legua y
estando a punto de escalar la primera pendiente de la quebrada, la imagen cobró
un peso que no permitió levantar su anda ni un centímetro del suelo. Para los
nativos que vieron doblegados sus esfuerzos, fue una señal que la imagen no
debería salir de Chapi.
Allí los vecinos de
Chapi volvieron a levantar una Capilla de piedra, adobe y paja. Esta sufrió los
efectos de un incendio y también los destrozos de terremoto de agosto de 1868.
Un templo de sillar
Nueve años después
el cura Emeterio Retamoso junto con Ciriaco Herrera, Manuel Arrieta, Pascual
Cornejo y Manuel Quiroz se puso como meta construir un templo digno de la
imagen de la Virgen
de Chapi. Los cimientos de la obra recién comenzaron el 12 de febrero de 1893.
Fue necesario traer
desde zonas muy alejadas, las tareas de sillar y la cal para levantar las
paredes, pues en Chapi, no existe ese material tan difundido en Arequipa. El 24
de febrero de 1897 los devotos de la
Virgen llevaron más de 1600 cargas de sillar para terminar el
templo.
Los trabajos fueron
dirigidos sucesivamente por Antonio Zamudio y Juan Carpio. La nave de la
cruceta fue construida por Simón Zegarra y sus hijos Luís, Faustino, Florencio
e Ignacio, mientras que el Altar Mayor fue obra de Saturnino Beltrán y las
habitaciones para los peregrinos del arquitecto Manuel Vargas.
El 9 de febrero de
1899 el presbítero Manuel de la Cruz Escapa ,
autorizado por el obispo Manuel Segundo Ballón consagró ese templo en honor de la Santísima Trinidad.
Pocos años después
en 1921, un incendio que comenzó al pie del Altar Mayor, obligó a nuevas
reparaciones y a pensar en un nuevo templo.
Un nuevo templo
Ante la creciente
devoción por la imagen de la
Virgen de Chapi, el arzobispo Mariano Holguín autorizó la
construcción de un templo más amplio. La primera piedra de ese nuevo templo se
colocó en mayo de 1942. Este templo fue concluido quince años después, durante
el gobierno pastoral de arzobispo José Leonardo Rodríguez Ballón.
El terremoto del
2001, originó la decisión de desmontar ese templo y construir uno nuevo, el que
posiblemente esté concluido el 2010, según los planes del Gobierno Regional que
ha asumido esa responsabilidad.
(Arequipa, 10 diciembre 2008)

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