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Dante E. Zegarra López, Periodista, Arequipa (Perú)

miércoles, enero 17, 2018

La Carta del Director: Balance de Semana Santa


La Carta del Director: Balance de Semana Santa

Estimado(a) Lector(a):
Acabamos de vivir la Semana Santa, que personalmente, en nuestro caso, hemos querido, con todos los errores y deficiencias de nuestra formación, dedicarla a una meditación de las actitudes que tenemos los hombres vistas a través de los acontecimientos que en esta semana nos narraron los evangelistas.
La Semana Santa ha servido para que salgan a luz algunos de los problemas citadinos que nos obligan a formular una dura pregunta: ¿Y dónde estuvieron las autoridades?
Y es que realmente en la Semana Santa me dio la impresión que las autoridades municipales y también las policiales, salieron de un largo fin de semana. De otra forma no encuentro racional los desórdenes surgidos.
Uno de ellos fue el que se registró en las inmediaciones de los principales templos de la ciudad el día Jueves Santo. Como es tradicional la población se volcó a visitar los templos locales y orar ante los monumentos eucarísticos que en ellos se levantaron. Visita que para unos es en número de catorce por las Estaciones del Vía Crucis y para otros en número de siete, por las casas que Jesús visitó según los evangelios.
Este año, los templos del centro histórico de la ciudad, se vieron rodeados de vivanderas que hicieron casi imposible caminar en sus inmediaciones. Establecieron mesas a ambos lados de las calles para vender “mazamorra morada, arroz con leche y el ponche, algunos muy cargados de licor. Y como nunca hasta se instalaron puestos de tómbola.
La venta de estos alimentos y bebidas, nunca fue tradicional en esta fecha. Hasta hace dos décadas, por lo menos, lo único que se vendía eran las manzanas acarameladas, el algodón de azúcar y los cambuchos de harina.
Por otro lado este año, la calle de la fachada principal de templo de Santo Domingo, donde tradicionalmente se instalaban, únicamente en horas de la mañana del Viernes Santo, las vendedoras de plantas medicinales, los guayruros y los anillos y cruces de hierro, este año se vio invadido por vendedores de toda clase de objetos, incluso algunos “non santos”.
Pero como si eso fuera poco, este año, por primera vez, la zona sur del Estadio Melgar fue poblado por puestos de alimentos al granel. Los vendedores de estos artículos se instalaron desde el Jueves Santo y recién ayer Domingo de Pascua, en horas de la tarde se animaron a dejar la zona.
Hay quien ha tratado de justificar este abandono no sólo de las buenas costumbres locales sino del decoro de la ciudad, aduciendo que todo eso fomenta el turismo. Sinceramente yo no lo creo así. Gracias a Dios he tenido la oportunidad de recorrer distintos puntos del mundo y en ninguna ciudad turística se permite ni se fomenta demostraciones de falta de autoridad y orden en ciudad, como las que hemos protagonizado en la Semana Santa.
Es cierto que para los empresarios del turismo, como para todos quienes se benefician directa o indirectamente de esta actividad, exaltar el ángulo folclórico de nuestras procesiones y de nuestras actividades religiosas les causa dividendos, pero de ninguna manera se debe alentar, bajo ninguna justificación, ridiculizar, caricaturizar nuestro quehacer citadino, presentándolo como el de un paupérrimo pueblucho.
Más grave aún fue, que pese a las Ordenanzas Municipales, que para efectos de la administración de la ciudad, tienen fuerza de Ley, establecieron la “Ley Seca”, ésta fue burlada por establecimientos comerciales y también por inciviles ciudadanos. La policía no hizo nada por hacer cumplir las disposiciones.
Como usted puede apreciar la pregunta sigue en pié: ¿Y dónde estuvieron las autoridades?
Dante E. Zegarra López
(Diario Arequipa al día 9 abril 2007)